top of page

El Colibrí y el Gato


Todos los seres que compartimos el planeta nos comunicamos entre nosotros y vivimos disfrutando de las maravillas de estar vivos y de morir, para contribuir con nuestra muerte, a la vida de aquellos que están sobre nosotros en la cadena alimenticia… he sido protagonista de una historia rara, pues hay muchas cosas que han cambiado por la intervención, para bien o para mal, de los seres humanos en los procesos naturales… y esta es por eso, la historia de mi gran amistad con nada menos que… un gato!!!

- Tú… el más territorial y prevenido de todos nosotros… ¿Amigo de un astuto gato? ¿Qué te pasa? ¿Se te olvidó de dónde vienes y de dónde viene tu supuesto “nuevo mejor amigo”?

- Mamá… tienes toda la razón en preocuparte, pero si conoces este gato en particular, entenderás que tenemos mucho en común… entre otras cosas, la razón por la que antes era impensable que pudiéramos llegar a ser amigos, que ahora, ha desaparecido…

- ¿A qué te refieres?

- A que ninguno de los dos debe buscar comida de manera natural, porque ya los humanos han decidido alimentarnos, poniendo a nuestra disposición comida en forma abundante, para poder tenernos cerca…

En un jardín cercano al bosque donde hemos vivido mi familia y yo por muchos años, pusieron un día unas extrañas flores de vivos colores llenas de un néctar azucarado que no termina nunca… poco a poco más y más colibríes fuimos a comer a diario de esas flores y después de un tiempo… llegó mi nuevo mejor amigo… un gato grande, negro, perezoso que se acostaba al lado de las flores del néctar surtido por los humanos esperando que buenamente, uno de nosotros cayera, sin ningún esfuerzo de su parte, en su boca… no tenía hambre, pues también a él le daban comida en forma permanente, pero creía que debía cazarnos pues eso era lo que había aprendido en su familia.

Un día, en un descuido, me dio un manotazo y me tiró al suelo… al ver sus garras y colmillos de cerca sentí que mi vida terminaba para que él pudiera vivir y le dije:

- Has ganado, mereces vivir lo que me queda a mí pendiente, pues yo no he sabido cuidar mi vida…

y entonces, sorprendido me dijo:

- ¿Por qué debo robar lo que te queda a ti pendiente de vivir para vivirlo yo? ¡Hay suficiente para los dos! ¡No necesito comerte!

Y en ese momento supe que la abundancia cambiaba, a favor de mi vida, las reglas de supervivencia que habían sido diseñadas para la escasez… ¿buena suerte o mala suerte? Nunca se sabe… pero lo que es verdad es que ese día, que habría sido el último de mi vida, me hice amigo de mi enemigo “natural” y gracias a esto, muchas cosas que yo suponía “verdades absolutas” no resultaron siendo ni siquiera verdad… iniciando así, junto a mi nuevo mejor amigo, mi nueva mejor vida!


Comments


Formulario de suscripción

573125920914

©2020 por Ana Margarita Rodriguez Posada. Creada con Wix.com

bottom of page